La carrera de Historia según un Embajador [Entrevista]

En este artículo te compartiremos la entrevista realizada a un Embajador en Dinamarca. En la nota, el profesional comparte su experiencia estudiando la carrera de Historia, su formación laboral, junto a grandes consejos para futuros estudiantes. ¡No te lo pierdas y continúa leyendo!

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Entrevista a un egresado de la carrera de Historia

Para quienes desean ingresar a una carrera, conocer la experiencia de un profesional y su campo laboral es información muy valiosa. Por este motivo, en el artículo desarrollaremos una entrevista realizada al historiador Conrado Solari Irigoyen, donde nos contará los motivos que lo llevaron a estudiar la carrera de Historia.

Conrado nos explica cómo la vocación no siempre se encuentra definida en un primer momento, sino que se compone por una construcción que se genera a lo largo de los años y en la recolección de experiencias. Además, nos cuenta detalles y secretos de la vida de un Diplomático. 

¿Quién es Conrado Solari Irigoyen?

Conrado Solari Irigoyen es actualmente un embajador en Dinamarca que ha obtenido los títulos de Licenciatura en Historia y Licenciatura en Economía en Francia. Además, cuenta con un máster en Relaciones Internacionales, en Comercio Internacional y Finanzas. A su vez, estudió en la Universidad de Barcelona.

Los inicios en la carrera de Historia

¿Cómo llegó la carrera de Historia a tu vida?

Yo diría que es como los versos de Machado: se hace camino al andar. Cuando yo era adolescente ni soñaba con vivir en el exterior y desconocía totalmente la carrera diplomática. Durante la preparatoria siempre pensé que iba a estudiar Agronomía, lo que era mi pasión. Me gustaba porque yo iba con mi tío prácticamente todos los fines de semana a un campo que él tenía. En ese momento, ese era mi destino.

Las circunstancias hicieron que en el año 1977, junto con mis hermanos y siguiendo a mis padres partamos al exilio porque mi papá se tuvo que exiliar por la fuerza. Partimos en aquel momento hacia Venezuela y luego nos fuimos a Francia.

Fueron muchos cambios de repente y obligados. Al principio iba a regresar a mi país a rendir los últimos exámenes de la preparatoria, pero también por cuestiones de seguridad mis padres no quisieron y tuve que volver a realizar el último año en un colegio español de París.

En todo este trayecto en mi cabeza tuve muchas preguntas de las cuales no tenía respuestas. Cuando tuve que ingresar a la universidad, me terminé anotando en la Carrera de Historia que nunca en la vida había pensado que era lo que yo quería estudiar. Me anoté en Historia como quien va al psicólogo para tratar de responder qué había pasado en mi vida que había cambiado tanto. 

¿Todas esas dudas te guiaron a tu vocación?

Hubo una transición larga donde yo estudiaba sin saber muy bien hacia dónde iba ni lo que quería hacer. Enseguida me di cuenta de que yo no quería ser historiador porque veía como la vida de los historiadores se desarrollaba dentro de bibliotecas. 

Siempre me gustaron las bibliotecas pero no con un gran nivel de obsesión por estar todo el día estudiando archivos. Aún así, fue una carrera que me ha dado mucho y una de las que más me ha marcado, sobre todo en cuanto a la metodología, la necesidad de tener que investigar y escribir

Yo adquirí el conocimiento de los franceses, quienes construyen muy metódicamente los escritos. Así desarrolle la necesidad de ser cartesiano y que los textos tengan una introducción, un desarrollo y una conclusión. Esto lo aprendí aceleradamente en los años de la carrera de Historia. En sí, los franceses saben escribir muy bien y en las calles de Francia es muy común ver gente escribiendo. 

Pero después también me llegó la pregunta: “¿Y de qué vas a vivir?” Se despertó en mí una preocupación y tomé una decisión totalmente utilitaria. Tenía una amiga que estudiaba Economía y le consulté cómo era la carrera y si me podía anotar. Así fue como en paralelo al segundo año de Historia me anoté en Economía pensando “de algo tengo que trabajar”. 

Estudiar Economía me dio muchos conocimientos técnicos, aún así nunca tuve la vocación definida si no que se hizo poco a poco. 

También influyó el vivir afuera y viajar. Viajé mucho de mochilero por toda Europa y sin dinero. A su vez, es importante tener en consideración que era un inmigrante y un refugiado político. 

Esto nos llevaba a mi y a mi padre, a quien yo lo acompañaba en muchos aspectos, a relacionarnos con los temas internacionales e incluso lo acompañé a varios viajes como escribiente. Por ejemplo, fui a Nicaragua después de un estudio sobre Derechos Humanos. Todo me iba llevando también a un interés político, además de lo comercial. 

La política siempre estuvo presente en mi familia, pero el hecho de haber estudiado afuera también me sacó un poco la vivencia del alumno que se involucra en un centro de estudiantes, por ejemplo. Todo eso, más los conocimientos académicos, me empezó a despertar un interés por algo que más adelante iba a terminar en mi carrera diplomática. Después de viajar estudié las dos carreras e hice un posgrado en Relaciones Internacionales en Francia.

¿Cuando comenzaste el posgrado tenías la intención de ser diplomático? 

No exactamente, estaba siempre en una búsqueda. Este curso tenía una parte multilateral económica importante y contaba con unas estadías en Bruselas y otras en Ginebra. Eso me interesó, porque yo dentro de la Economía me estaba especializando en la parte de Comercio Internacional. 

En ese momento se presentó la posibilidad y me hice por primera vez el planteo de entrar en algo que yo conocía. Pero si no hubiese ocurrido eso, hubiera terminado trabajando en algo que se encuentre relacionado con el Comercio Internacional. Lo de Historia quedó como un diploma, yo pensé que no había sido importante, con el tiempo me di cuenta que fue sumamente importante.

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¿Cómo fue tu experiencia con la carrera de Servicio Exterior?

El Servicio Económico Exterior no tenía dos años en aquel momento como tiene la escuela diplomática. Nosotros teníamos que pasar una serie de exámenes y entrevistas que para mí resultaron ser bastante fáciles. Aun así tenían muchísima formación y lo dictaba un grupo no muy grande, pero lleno de profesionales. Muchos de ellos fueron mis modelos a seguir.

Con el tiempo volví a Francia pero como diplomático, lo que fue una experiencia totalmente distinta. Allí trabajé mucho en temas comerciales pero sobre todo financieros, porque se estaba refinanciando el club de París ya que tenía una gran deuda estatal.

La experiencia laboral de un Diplomático

¿Cómo puedes sintetizar tu carrera profesional como diplomático?

Hoy en día tengo 60 años y trabajo desde hace más de 3 años como embajador de Dinamarca. Profesionalmente estuve trabajando en Francia, en Singapur, en los Estados Unidos y actualmente en Dinamarca. Las circunstancias de la vida hicieron que estudie en Francia también, por lo cual si tomo el conjunto de mi vida puedo visualizar que más de la mitad de ella he vivido en el extranjero. Aún así, cuando como profesionales cumplimos un destino afuera, siempre regresamos.

La economía la dejé atrás como especialización dentro de la carrera. He sido agregado cultural en Estados Unidos. Mi último puesto antes de venir aquí fue en la dirección de África del Norte y Medio Oriente, en la parte política. O sea que, como embajador uno cubre todos los temas.

Soy un diplomático especial, yo me inicié en lo que se llamaba el “Servicio Económico Exterior” el cual no existe más y que luego se unió con el Servicio Exterior Tradicional de la Cancillería en los años ´90. Tengo experiencia trabajando en las embajadas en el exterior pero dependiendo del Ministerio de Economía y después ya en forma fusionada dependiendo de la Cancillería. 

¿Qué tiene de particular la carrera Diplomática

La carrera Diplomática tiene rangos, de manera similar a la militar. En mi experiencia, yo ocupe el puesto de Secretaria de Tercera Categoría, Segunda Categoría y luego pasé a la Cancillería donde fui Secretario Primera, Consejero, Ministro Segunda, Ministro Primera. Es importante comprender que la Diplomacia es un trabajo en relación de dependencia, y que cuenta tanto con pros como con contras.

En primer lugar, no haces política en el exterior sino que representas al país y al Estado. A su vez, participas cada vez más activamente en la búsqueda de soluciones, las instrucciones vienen de la capital pero aun así un diplomático tiene opiniones. 

Un diplomático siempre da su opinión y recomienda o sugiere caminos. Lo importante es que el país vaya para adelante y que avancen las negociaciones. Por ejemplo, yo participaba mucho en el sector empresarial dentro de la Organización Mundial del Comercio y las posiciones eran bastante consensuadas. Aún así es cierto que no siempre uno encuentra la mejor solución.

¿Cómo fue tu experiencia viajando como Diplomático?

Desde el primer día nunca tuve problemas para acostumbrarme al ritmo del viaje. En todos los países que estuve los disfruté y admiré. Llevo en el recuerdo todos los destinos y fueron grandes experiencias profesionales. 

También acompañaron una parte importante de mi experiencia familiar, sobre todo porque mi esposa es también diplomática. Tenemos hijos que ahora tienen 30 años, pero en muchos de nuestros viajes ellos todavía eran muy niños. Los viajes fueron experiencias muy importantes en sus vidas y marcaron mucho su personalidad.

Cuando fui a Washington fue un viaje muy repentino. El día anterior a viajar me dijeron que iba a ser agregado cultural, cuando nunca había pensado que yo tenía esa esa virtud o la capacidad para hacer bien ese trabajo. Sin embargo, fue un trabajo que disfruté muchísimo y donde tuve la posibilidad de hacer una gran cantidad de actividades.

Fue una experiencia maravillosa que salió muy bien. Ahí descubrí una veta que no conocía de mí y de la cual me quedé muy satisfecho y muy agradecido con mis jefes que me dejaron trabajar con mucha libertad.

¿Tienes la posibilidad de expresar tus propias opiniones trabajando de Diplomático?

Un buen diplomático siempre da su opinión y recomienda caminos, y finalmente uno termina especializado en temas que poca gente sabe. A veces se discute un tema que es probable que solo haya tres personas en el país que sepan tanto de él, por este motivo la opinión de uno tiene otro peso. Personalmente, nunca dejé de dar mi opinión, aunque no siempre fue la que se impuso. Aún así, muchas veces uno escucha opiniones más superadoras que la propia.

Nunca tuve que sufrir ningún conflicto existencial, y creo que uno en el exterior representa el país y negocia. En el fondo, hay bastante consenso. Por ejemplo, yo participaba mucho en el sector empresarial dentro de la Organización Mundial del Comercio y las posiciones eran bastante consensuadas. Aún así, es cierto que no siempre uno encuentra la mejor solución.

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¿Cómo lidias los casos en que tienes que representar ideas que no están en concordancia con las tuyas?

Desde ya que cada diplomático tiene sus propias ideas pero en el ejercicio diplomático, y sobre todo en el exterior, uno está representando un modelo, acuerdos y negociaciones que están compuestas por entramados y políticas que uno representa, pero no encarna. 

Ahora estoy en Dinamarca, llegué con un gobierno y ahora hay otro. Yo consideré que estaba haciendo política interna, uno se dirige a todo porque está representando un país entero y los temas de agenda los represento con las herramientas con las que me he formado aunque no encarnen 100%con mi ideología.

¿Puedes describir qué aptitudes tendría que tener alguien para ser diplomático?

Yo no me considero el modelo diplomático y creo que cada uno aporta desde su personalidad. La diplomacia te permite especializarte en determinada temática y hay temas muy específicos a cubrir.

Para ser un buen diplomático, es importante estar preparado técnicamente en los temas, conocer bien el otro país, hacer los contactos y entender las diferentes idiosincrasias. Ponerse en los zapatos del príncipe, digamos. Es muy importante porque finalmente el diplomático lo que trata es de solucionar problemas, además del interés nacional.

¿Qué privilegios tiene ser diplomático? 

Los privilegios sirven para realizar una fila diferente en un aeropuerto o tener pasaporte diplomático, pero eso dura unos 30 minutos. También existe la idea del cóctel, lo cual es verdad: existen muchos cócteles después del trabajo. Son útiles para tener una actividad social y armar una red “networking”, ya que la información fluye a través de la gente y los contactos. Si necesito ayuda para resolver un problema, siempre tengo a alguien que llamar y a quien consultar sin necesitar una reunión formal gracias a estos eventos.

¿Eres tú el que forma su propio equipo como embajador o es algo preestablecido?

Eso es variable. Yo trabajo en una embajada pequeña y me relaciono con dos funcionarios diplomáticos los cuales no elegí, pero son excelentes profesionales. Luego se encuentra el personal local que trabaja siempre, mientras que los diplomáticos se quedan como máximo 5 años. Probablemente en una embajada muy grande el embajador elija a su segundo y hasta a veces es conveniente, porque el segundo es una pieza clave en una embajada ya que funciona como una mano derecha.

¿Te agrada trabajar en una embajada pequeña?

Yo trabajé tanto en embajadas grandes como pequeñas. En todas disfruté mi trabajo y supusieron una gran experiencia. En la embajada que trabajo actualmente estoy sumamente feliz. Creo que uno puede hacerse útil y llevar a cabo los proyectos con un buen equipo y además en un país donde uno aprende. 

En cierta forma, Dinamarca también es un país para mirarlo con atención, porque en muchos aspectos es un país del cual uno puede aprender y admirar también. Y es fácil relacionarse y comunicarse con ellos. Son personas que están acostumbradas a buscar consensos.

Consejos para estudiantes de la carrera de Historia

¿Cómo se construye una vocación, aún cuando no se sabe realmente cuál es?

Para construir un camino es fundamental la experiencia. Uno piensa que no va a poder y subestima sus propias capacidades. Tardamos en darle valor a la experiencia y es ésta la que te va formando de manera constante. 

La universidad es fundamental porque uno aprende una metodología y una forma de trabajar, es importante tener una hoja de ruta y una guía respaldada en lo teórico. Aun así, me he encontrado a lo largo de mi vida con muchas personas que contaban con una gran formación académica pero no laboral.A esa gente le costaba trabajar en equipo. 

Esto me enseñó cuánto me había servido desde chico tener experiencias diversas de trabajo. Es normal que muchas personas no trabajen de jóvenes mientras estudian una carrera pero esto es realmente una experiencia muy formativa. Trabajando entras en contacto con gente más grande de otros lugares y que tienen otras experiencias diferentes a la propia.

En mi caso personal, la experiencia de tener que irme al exterior repentinamente me llevó a conocer una gran variedad de personas, lo que fue realmente muy formativo. Estas circunstancias te obligan a aprender y adaptarte, lo que es fundamental para trabajar como diplomático

Existe una parte del trabajo de la cual no se habla que está estrechamente relacionada con resolver conflictos: pagar el alquiler, realizar despidos, solucionar cuestiones edilicias. Con el tiempo uno se vuelve más seguro, pero es fundamental contar con la experiencia para saber solucionar estas problemáticas.

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¿Dónde estudiar la carrera de Historia?

Si la experiencia de Conrado te ha inspirado y deseas comenzar a estudiar la carrera de Historia, en México existen múltiples universidades a las que puedes asistir:

Universidades Privadas

Universidades Públicas

  • Universidad Autónoma de Chihuahua
  • UNAM – Universidad Nacional Autónoma de México
  • UANL – Universidad Autónoma de Nuevo León
  • UACM – Universidad Autónoma de la Ciudad de México
  • Universidad Autónoma Metropolitana
  • UAEM – Universidad Autónoma del Estado de México
  • Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
  • UV – Universidad Veracruzana
  • UAT – Universidad Autónoma de Tamaulipas
  • UGTO – Universidad de Guanajuato
  • Universidad Autónoma de Yucatán

Para conocer el listado completo de instituciones educativas que brindan esta carrera, puedes hacer clic aquí.

¿Se puede estudiar la carrera de Historia en línea?

Actualmente, sí se puede estudiar la carrera de Historia en línea. Existen múltiples opciones de universidades a distancia que te permiten cursar esta carrera en la comodidad de tu hogar. Para quienes prefieren ahorrar en transporte y material didáctico, la educación en línea es una excelente opción.

Si deseas conocer qué universidades que cuentan con la carrera de Historia con esta modalidad, puedes acceder al listado haciendo clic aquí.

Prueba Edu Match, nuestro Test Vocacional

Saber cuál es nuestra vocación y con qué habilidades contamos es fundamental, ya que serán ellas las que nos dan la motivación necesaria para seguir estudiando.

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Para finalizar

Este artículo es la edición de una entrevista realizada por Analía Brodsky (Licenciada en Psicología) para el programa radial “Vocaciones en Red”. El mismo se dirige a todas las personas que quieran conectar con su vocación, y conocer testimonios de profesionales.

En esta edición se entrevistó a un egresado de la carrera de Historia, quien nos compartió su recorrido profesional. Si quieres conocer más sobre esta profesión o las universidades que las dictan, puedes ingresar a cursosycarreras.com.mx.

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